El grupo Nereydas, dirigido por Ulises Illán, prosigue con su loable labor de recuperación de nuestro pasado musical, tan olvidado como lleno de esplendor, y que desgraciadamente quedaría tantas veces en anaqueles llenos de polvo si no fuera por la labor de profesionales como el musicólogo Carlos Martínez Gil o el propio Ulises. Sin personas como ellos, no podríamos conocer nuestro rico pasado patrimonial y, aquí en particular, la valiosa música catedralicia que ahora por primera vez hemos podido escuchar en tiempos modernos. La capilla musical de la Catedral de Toledo tuvo muchos momentos de esplendor entre 1550 y 1820, hasta que, primero, la traumática invasión napoleónica y, posteriormente, la desdichada desamortización de 1836, terminaron por acabar con toda esa fecunda riqueza, como en tantos lugares.
En el concierto hemos podido escuchar una música de brillante factura perteneciente a un periodo de esplendor de la Catedral, el correspondiente al compositor Francisco Antonio Gutiérrez (1762-1828), que accedió a su magisterio en la Catedral Primada en 1799, tras su paso por Segovia y después de años de magisterio en la Capilla Real de la Encarnación de Madrid. En Toledo desarrolló durante veinticinco años una intensa actividad compositiva, con más de 200 obras de todos los géneros religiosos necesarios en la liturgia catedralicia y que ahora Ulises Illán, la soprano María Espada y Nereydas vuelven a revivir nada menos que en el marco incomparable de la Catedral de Toledo para la que fue compuesta, con una muestra representativa de tres periodos relevantes del año litúrgico: Navidad, Semana Santa y Corpus Christi, e interpretada con una plantilla instrumental similar a aquella de la que pudo disponer Gutiérrez.